29.6.09

The grey weekend (Correo desde Irán)

Transcribo el correo que recibí hace pocos días de una joven iraní, desde Teherán. Lo he traducido respetando el sentido del mensaje original en inglés:


Después de muchos años decidimos apostar por las votaciones. La cuestión era elegir entre algo perverso y algo peor. Pero en cualquier caso el "cambio" ineludiblemente había comenzado. Elegimos el color verde como un símbolo de la democracia y el 12 de junio fuimos a depositar nuestro voto en las cabinas electorales. La gente se alegraba de que un cambio pudiera llegar, se presentía en el ambiente. Cuando el sábado 12 de junio anunciaron los resultados nadie lo podía entender.

De manera automática la multitud invadió las calles y una voz dijo: “¿Dónde está mi voto?”. El gobierno y la cúpula militar habían traficado con los votos de la gente.

—Arrópala y ven aquí.
—¡Ven aquí! Ayúdame a abrirle la boca para que pueda respirar.
—¡Ten cuidado con su cabeza!
—¡Date prisa que se está muriendo!
—¡Están aplastando a la gente!
—Que no te asusten. Nosotros estamos juntos.

No podía soportarlo más y dejé de fotografiar a las personas, compatriotas míos que estaban muriéndose. Guardé la cámara debajo de un árbol y volví al lugar, había decenas de heridos. Empecé a realizar la respiración artificial a uno de ellos. Abrí la camisa teñida de rojo y alguien comenzó a chillar. Le grité que apretara las heridas con lo que quedara de la camisa. Había muchísimas personas ensangrentadas y tratamos de ayudar a muchos de ellos llevándolos al hospital; algunos murieron.

Dos personas me auparon sobre sus hombros. Saqué la cámara de fotos y enfoqué a la muchedumbre; no quería más rostros sangrientos. El gentío que atravesaba las calles no tenía fin. La brutalidad de las milicias basij motorizadas estaba en las miradas y las heridas de la gente. Una vez más había sangre por todas partes. Los golpes me alcanzaron y no cesaron en su brutalidad. Rompieron la cámara y me dejaron un brazo malherido pero no pudieron quebrar mi corazón. Más tarde escribí en Facebook: “Si vencemos no lo olvidaré”.

Ese mismo día un corresponsal extranjero observaba los acontecimientos con miedo. Le pedí prestada su cámara para sacar más fotos, él accedió y regresé por entre la multitud. Hice fotografías de caras ensangrentadas y labios apretados. Cuando me volví a reunir con él le devolví la cámara, la apoyé a la altura de su corazón y le dije: “Cuídala”

Con lágrimas en los ojos me dijo: "Eres valiente. Venceréis"


Ahora he regresado a casa y estoy tendida sobre el piso. Ha oscurecido, observo las magulladuras y me hago varias preguntas: ¿Por qué? ¿Hasta cuándo? Sólo era una protesta silenciosa. Tienes que luchar por los sueños, así que levántate temprano.

Estoy agotada y tengo miedo; no quiero ver a mis amigos morir delante de mí. Es hora de ir a la cama y dormir, mañana habrá mucho que hacer.

Xagros Izady,
Desde Irán