19.6.09

Rincones del alma

Hace cinco semanas que nos despedimos.

Ella estaba encaramada a su bicicleta y esa mañana llamó al timbre de casa. Yo no tardé un segundo más en abrir los ojos y la puerta. Había intuido que era ella. El reloj del día me oprimía el pecho, ni siquiera estaba en condiciones de recibirla. Era temprano pero pensé que tal vez sólo me bastaba verla, poder despedirme, una sonrisa, una referencia al texto de África que le quería mostrar y en el que ella estaba con su misma silueta de siempre, el mismo resplandor en los ojos, con las dudas y los fantasmas ajenos de la burocracia de aquí y allá.

Ayer recibí un correo suyo desde el internado y la escuela primaria, en la misión de Ebibeyin, en Guinea Ecuatorial.


Algunos fragmentos:

(…) Casi no he hecho fotos. No me atrevo. El otro día tuve un altercado con un policía que acabó reteniéndonos a dos chicas y a mí durante casi una hora, pidiendo 50.000 francos a cada una, rodeadas de militares armados. Casi me muero del susto. No podía creer que lo que estaba pasando era real. Tenía un nudo en la garganta y unas ganas de llorar increíbles. No sé cómo pude convencerle de que nos dejara marchar.

(…) Si no llega a ser porque me he integrado mucho con las internas, me sentiría muy sola.

Hoy hemos hecho oración especial para terminar el mes de María, cada una hacíamos una petición. Cuando comencé a hablar se me llenaron los ojos de lágrimas, la voz temblando y no pude seguir. Me quedaba pedir que me diera siempre esperanza para creer que las cosas pueden cambiar. Luego me eché a llorar y todas las niñas me preguntaban, no entendían. Además Chelo, la más pequeñita, pidió «por mí, por mis papás y por la hermana Natalia». ¿Cómo no voy a llorar? Tienen cinco años y no hay nadie que las bese ni las abrace. Ahora también les curo las heridas, pequeñas úlceras y cortes que tienen por todo el cuerpo. Caminan sin braguitas y descalzas por el basurero. No hay papel higiénico ni jabón. Las hermanas pasan indiferentes y a veces les dan unas palizas tremendas. Sólo comen arroz que tienen que comprar ellas mismas por trimestre.

Si no llega a ser por ellas, que son un encanto y están tan necesitadas de todo... ¡El otro día me dijeron que yo era como Bernadette, la de Lourdes! ¡También dicen que bailo como una negra, no se lo explican! Solemos bailar por las noches. Por ellas merece la pena todo y tengo poco tiempo para descansar.

(…) Doy clases de preescolar y ayudo a las internas con sus deberes. También voy a visitar enfermos a sus casas, para hacerles compañía y darles la comunión, aunque no entiendo nada de "fang" pero les hace tanta ilusión...(…)


PD: Hoy ha muerto Vicente Ferrer, una luz menos en el mundo pero un faro más en esta vida, como una estrella.

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